Nuestro amigo José, nos envía esta entrañable historia de sus vivencias con todos sus amores. Cuando José proyecta una imagen de lo que para él es una familia, aparece la pequeña figura de su amada Cocker.
José es uno de los miembros más activos del club de trabajo deportivo «Canes Club» de Xátiva en la modalidad de O.C.I. (Obediencia Clase Internacional). Modalidad deportiva, la cual ha aprendido a disfrutar y compartir con su preciosa Cocker.
Que tal, me llamo José y os voy a contar mi historia con Katia y Becky, es algo especial lo que sentía y siento, por mis «Sangoneretas» (glotonas).
Antes de Katia (mi actual perrita), teníamos a mi Becky, una cocker con 14 años, muy guapa y buena, pero de fuerte temperamento con otros perros. La pobre ya estaba muy mayor y debido a sus enfermedades, tuvimos que despedirnos de ella. Fue mi primera mascota y la verdad nunca la olvidaré.
La cuestión, es que lo pasamos muy mal, mi mujer, mi hija y yo. Aunque Becky no se separaba de mí, con mi hija tuvo una relación muy especial y una unión muy fuerte, puesto que mi hija se había criado desde que nació con ella. Desde el día que nació mi hija, Becky se convirtió en su protectora, su segunda madre. El último día de su vida, lo pase verdaderamente, muy mal, fue como si un miembro de la familia nos hubiera dejado. En cierto modo era un miembro más de la familia. Después de pasar tan mal trago, mi mujer no quería mas perros, no quería pasar otra vez por estos momentos tan malos. Aun habiendo pasado un año, yo no lograba acostumbrarme, muchas veces, cuando llegaba de currar, me iba al cajón donde estaba la correa de Becky, para sacarla a pasear. Mi mujer y mi hija también la echaban mucho de menos, había veces que a mi mujer le parecía que estaba allí en el pasillo (como siempre había estado).
Pero llego el día del décimo cumpleaños de mi hija y decidimos regalarle un cachorrillo de Cocker. Fue bestial lo organizamos todo en secreto. Hable con nuestro gran maestro y amigo Jorge Fuset y encargamos el cachorrillo, le decía, ¡tío que tiene que estar el 14 de Marzo! y efectivamente ese día llegó, le pusimos un lazito rosa y cuando volvió del colegio, se la dimos. ¡Ay madre! que emoción, no sabía que decir, se quedo sin palabras y rompió a llorar de alegría.
Katia, es el nombre de nuestra Cocker Spaniel Ingles, es algo pequeña de estatura pero con la personalidad que caracteriza a esta raza, juguetona, muy activa, glotona, simpática con otros perros y con personas. Vamos ¡una monada!.
Como tuvimos problemas con el fuerte temperamento de Becky hacia otros perros, decidimos llevar a Katia a adiestrar a Canes de Xátiva, la escuela que dirige Jorge Fuset. El nos explico como funcionaban las clases de educación, etc. pero, ibamos un poco perdidos, no lo habíamos hecho nunca claro. La verdad, el primer día de clase (presentación y teoría, sin perro), ¡nos quedamos alucinados!, Jorge sacó su perrita Angie (una Pastor Alemán negra) y empezó a hacer ejercicios de demostración, ¡impresionante! Yo, le decía… oye y todo esto ¿lo hará Katia? él me dijo… por supuesto, siempre haciendo bien los deberes.
Por motivos de trabajo, yo no podía acudir a todas las clases, mi mujer y mi hija empezaron las clases. Yo, cuando iba me sentaba a mirar lo que hacían y un día, mi mujer me dijo: ¡oye podias salir tú! a enseñarle algo ¿no?. Así lo hice y desde ese día, ya no volvieron a salir ninguna de las dos, no les dejé, el gusanillo entro por mis venas, me encantó, yo decía…esto mola y encima Katia (que es una crak), lo hacía todo de maravilla. Hasta Jorge se quedaba alucinado con la perrita. Iban pasando los meses y las clases iban de maravilla, nada más me faltaba enseñarle hacer macarrones al horno. Jorge, me decía: ¡oye esta perrita es una caña!, ¡esta vale para trabajar! (trabajo deportivo claro), pero yo, cuando me lo decía, en realidad no sabía a que se refería. Hasta que se acabaron las clases y yo decía… esto ¿ya está? ¿ya se a acabado? ¡no puede ser! ¡yo quiero más!. Le pregunté a Jorge…Oye después de esto que me has enseñado, ¿no hay por ahí agility o algo parecido? Él me dijo…¡claro! ¿porque crees que te decía que esta perrita vale para trabajar?, tenemos un club de O.C.I. una modalidad de trabajo deportivo y da igual la raza que sea de perro, ¡vente un viernes! que es cuando entrenamos y lo ves.
Al viernes siguiente fuimos y fue una pasada, yo dije… ¡me apunto!. Desde Febrero llevo entrenando O.C.I. con Katia y en Enero o Febrero me presento en competición a mi primera prueba. ¡Espero que vaya todo bien! y pasemos la prueba a la primera.
Para mí, lo importante no es la competición, lo importante es pasar buenos momentos con mi perrita y pasarlo pipa con ella, crear un vinculo y disfrutar los dos de compartir y el saber que estamos ahí.
Bueno nuestra historia ya está contada y recordad…»Él es tu amigo, tu compañero, tú eres su vida, su amor, su lider, él será tuyo, siempre fiel y sincero, hasta el último latido de su corazón». «A él le debes ser merecedor de tal devoción».
Saludos José y Katia.