Dani es ciego y la primera vez que recibió la visita de una perrita en la Asociación de Discapacitados de Torrent (Adisto) se asustó mucho. «No sabía lo que era y no quería ni tocarla, le daba miedo, pero ahora está encantado». De hecho, está deseando que su nuevo amigo de cuatro patas, Poncho, se le acerque y le dedique un cariñoso saludo canino. Este es uno de los perros abandonados, acogidos en protectoras de animales por Modepran, que viene acompañado al centro por adolescentes también especiales.
Son menores infractores que cumplen la medida judicial de prestación en beneficio de la comunidad. Chema, Alexis, Víctor y Estefan están internos en el Centro de Reeducación de Menores Rey Jaime I de Picassent, la entidad promotora de está iniciativa pionera que trabaja con adolescentes con medidas judiciales, perros abandonados y colectivos en riesgo de exclusión social. Toda la maquinaria de esta curiosa cadena de favores solidaria beneficia a todos los que la hacen posible.
De eso trata el Proyecto Nous Amics, apoyado por la Conselleria de Justicia. El objetivo es alejar definitivamente a estos jóvenes de las bandas organizadas, los robos o la violencia con un reto en positivo: educar y entrenar a un perro que, después, ayudará en terapia a personas con problemas o mayores afectados por dolencias como el Alzhéimer. Podría parecer algo sin importancia pero lo cierto es que el mecanismo funciona. Hacerse cargo de un animal «potencia el cambio de actitudes, valores, creencias y mejora el bienestar psicológico del chaval. Empiezan a sentirse útiles y eso les gusta», detalla Amparo Requena, jurista y miembro de Modepran. Chema, que lleva seis meses internado en el centro de menores, llegó ayer con su perra Nuca, a la que entrena, al centro de discapacitados de Torrent para pasar la tarde con un grupo de personas que batían palmas, saltaban de alegría y daban de comer encantados a los perros mientras charlaban con sus educadores.
El trato con los animales «abre muchas puertas, ayuda a establecer relaciones, transmite cosas positivas y les ayuda a todos muchísimo», explicaban desde Adisto.
Chema asegura que la experiencia le ha cambiado. «Aunque nosotros tenemos nuestros problemas, vemos que hay gente que también tiene y que merece nuestra ayuda. Cuando consigues que se rían o que te presten atención sólo un momento, piensas que el esfuerzo ha valido la pena», detalla.
Estos jóvenes reciben los consejos de educadores de perros profesionales como Jorge E. Andreu, Laura Segarra y Francisco Navarro, voluntarios que se suman a esta iniciativa, cuyo éxito ya cuenta con el interés de expertos de la Universitat de València.
(Fuente: lasprovincias.es)